No te preocupes, el olor extraño en la leche materna almacenada es bastante común y no siempre significa que la leche esté mala. Las causas más frecuentes son:
1. Lipasa: Esta enzima natural descompone las grasas de la leche, creando un olor a jabón, metal o pescado. Es más notable en leche congelada o refrigerada por más tiempo. Si el olor es leve y tu bebé la toma sin problemas, puedes usarla sin riesgo.
2. Recipientes: Algunos recipientes de almacenamiento pueden transferir un olor a la leche. Asegúrate de usar recipientes específicos para leche materna y de lavarlos bien antes de usarlos.
3. Contaminación: Si la leche tiene un olor agrio, rancio o a podrido, es probable que esté contaminada y debes desecharla.
Consejos para evitar olores extraños:
- Escaldar los recipientes de almacenamiento antes de usarlos.
- Congelar la leche lo antes posible después de la extracción.
- Rotular los recipientes con la fecha de extracción.
- Descongelar la leche en la nevera o a baño maría.
- Usar la leche descongelada dentro de las 24 horas.
Si tienes dudas sobre la seguridad de tu leche materna, consulta con un profesional de la salud.
Recuerda:
- La leche materna es el mejor alimento para tu bebé.
- Si experimentas problemas con la lactancia materna, busca ayuda profesional.
- Hay muchos recursos disponibles para ayudarte a amamantar con éxito.